A dos meses de su mantención tras sufrir una contingencia, el espesador de Minera Los Pelambres opera a cabalidad. Un proceso que, debido a su complejidad, dejó una serie de aprendizajes y buenas prácticas a los equipos involucrados en esta importante operación.
Así lo destaca David Rosales, superintendente de Ejecución de Mantenimiento, quien señaló que “fue un trabajo seguro, no tuvimos accidentes. También destaco el trabajo en equipo y cómo la organización se movilizó para realizar estos trabajos de emergencia, con apoyo de diferentes áreas, para cumplir con el foco de normalizar el espesador”.
“Sin duda el liderazgo, la comunicación y la toma de decisiones de cada uno de los supervisores de mantenimiento 7×7, nos permitió dar avance seguro a las actividades definidas en carta Gantt”, comenta César Vásquez Aravena, ingeniero senior de Mantenimiento de TFT.
Para dar una idea de la envergadura de este proceso hay que describir el equipo intervenido. El espesador está compuesto básicamente de dos partes, una torre central donde se ubica el mecanismo de giro y elevación de rastras y una estructura para contener el material que es capaz de recibir 3.800 tph con un diámetro de 140 metros aproximadamente.
Uno de los primeros hitos de este proceso fue haber sido capaces de coordinar un gran contingente de personas en corto tiempo para llevar a cabo la operación con éxito. En total fueron 241 personas de cuatro empresas contratistas las que intervinieron más 10 trabajadores de MLP.
El apoyo de las empresas colaboradoras fue clave y los trabajos se ejecutaron sin ningún tipo de incidentes de seguridad.
Con este gran contingente humano, se llevó a cabo la tarea principal que consistió en hacer un cambio de las rastras del espesador, que son las piezas que empujan suavemente los sólidos hacia el centro del espesador, además de reparar la unidad motriz que da movimiento a dichas rastras.
En total, fueron dos meses de arduo trabajo, donde incluso se realizaron maniobras únicas en la historia de vida del espesador, como el ingreso de una grúa de 75 toneladas al interior del equipo, lo que permitió acelerar las tareas de armado de los componentes.
“Fue la primera vez que ingresa una grúa para realizar un trabajo de esa magnitud, rompiendo paradigmas y aplicando todos los controles que una operación así requería como, por ejemplo, insertando almohadillas certificadas con pendientes para asegurar su estabilidad”, relata Miguel del Río, planificador del área de Mantenimiento.
De manera adicional, esta intervención en el espesador permitió resolver un problema que existía para operar el sistema de elevación de las rastras, para evitar que queden trancadas en la parte sólida del material que se deposita en el espesador.
Gracias a acciones de este tipo, realizadas con extrema precaución y seguridad, se llegó a la fecha en la que se entregó nuevamente para el funcionamiento este importante equipo, operando actualmente en completa normalidad.